La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que se produce por una hiperactividad de los vasos sanguíneos y las unidades pilosebáceas de la parte central de la cara (mejillas, nariz, frente y mentón) y que se presenta con rubor frecuente, enrojecimiento, transitorio o permanente, telangiectasias, pápulas y pústulas con exacerbaciones y remisiones periódicas. Cuando la rosácea progresa, pueden desarrollarse otras alteraciones como compromiso ocular, descamación, edema, engrosamiento de la piel, especialmente notorio y característico cuando afecta a la nariz (rinofima)
Se produce generalmente por múltiples factores, entre ello la predisposición genética. Además pueden presentar en el folículo piloso un ácaro llamado Demodex folliculorum que también estaría involucrado en el desarrollo de la enfermedad. Se ha asociado también a otros factores como el uso de corticoides tópicos y orales, factores psicológicos, la exposición solar.
Para realizar un tratamiento que mejore los síntomas de la rosácea se recomienda realizar un diagnóstico integral, tal como sugerimos para el tratamiento del acné con 3 pilares importantes.
Coaching nutricional y ambiental En el caso de la rosácea los factores medioambientales pueden desencadenar nuevos brotes en los síntomas, el calor o lugares donde se encuentre a alta temperatura, comidas como quesos curados, picantes o vino tinto pueden empeorar el enrojecimiento y la irritación del a piel. Durante el seguimiento sugerimos mejorar alguna pautas dietéticas ayudarán a una recuperación más rápida.